LA HUELGA
MAGISTERIAL ES POR DEFENDER LA LEY DEL PROFESORADO, POR LO TANTO LA HUELGA ES
CONTRA EL SISTEMA CAPITALISTA
La problemática magisterial
no esta al margen de la pobreza, la exclusión y la marginación que hoy existen
en el Perú son producto de la injusticia y desigualdad en la que se basa el
sistema capitalista. Hoy los maestros y maestras están en huelga para defender
sus derechos que pretenden ser arrebatados por el gobierno a través del
proyecto de Ley de Reforma Magisterial. Pero por que son necesarios los
derechos de las personas o para que sirven: ¿paliar la pobreza existente o
eliminarla?, ¿redistribuir la riqueza o socializarla?, ¿reducir la precariedad
existente o eliminarla?, ¿cubrir los niveles de subsistencia o potenciar la
autorrealización del individuo?, etc.
En
la tradición sindicalista la formulación y reivindicación de derechos concretos
se ha concebido como una lucha permanente por arrancar mayores cuotas de
seguridad y libertad para las clases populares y trabajadoras, promoviendo con
ello mayores posibilidades de autoorganización y preparación con el fin de
elevar la conciencia de cambio y de autogestión social de la economía. El
planteamiento de los derechos no es pues un planteamiento jurídico o
institucional, más bien consiste en una estrategia de progresiva apropiación
social de la responsabilidad colectiva en la garantía de la igualdad de todos y
todas, como premisa y condición necesaria para el desenvolvimiento de la máxima
libertad de los individuos. Una cita clásica, bastante repetida antaño pero no
siempre suficientemente comprendida procede de Bakunin:
“No soy verdaderamente libre más que cuando todos lo seres humanos
que me rodean, hombres y mujeres, son igualmente libres. La libertad de otro,
lejos de ser un límite o la negación de mi libertad, es al contrario su
condición necesaria y su confirmación. No me hago libre verdaderamente más que
por la libertad de los otros, de suerte que cuanto más numerosos son los
hombres libres que me rodean y más vasta es su libertad, más extensa, más
profunda y más amplia se vuelve mi libertad. Es al contrario la esclavitud de los
hombres la que pone una barrera a mi libertad, o lo que es lo mismo, su
animalidad es una negación de mi humanidad, porque –una vez más- no puedo
decirme verdaderamente libre más que cuando mi libertad, o, lo que quiere decir
lo mismo, cundo mi dignidad de hombre, mi derecho humano, que consisten en no
obedecer a ningún otro hombre y en no determinar mis actos más que conforme a
mis convicciones propias, reflejados por la conciencia igualmente libre de
todos, vuelven a mí confirmados por el asentimiento de todo el mundo. Mi
libertad personal, confirmada así por la libertad de todo el mundo, se extiende
hasta el infinito”.
(Bakunin, “Notas sobre Rousseau”)
Por
lo tanto, desde esta perspectiva los derechos en general, se miden siempre en
función de su capacidad y alcance en la extensión de la libertad de cada cual.
Los derechos, desde esta perspectiva, son en primer lugar y ante todo
principios éticos de justicia e igualdad social, pero que deben configurarse
siempre como reivindicaciones concretas e inmediatas orientadas a la consecución
de la máxima libertad de conciencia, pensamiento y acción de los individuos.
Son, pues, los derechos valores para la acción social y la confrontación
colectiva en pro de la dignidad humana, entendida como utopía libremente
construida y mutuamente acordada. Este debe ser, por tanto, nuestra premisa y
nuestro horizonte.
La
lucha por los derechos es dual: es una lucha contra el Estado, en tanto que
todo derecho transferido al individuo es una limitación impuesta al poder
autárquico del Estado y reapropiado por la sociedad en su conjunto; pero es al
mismo tiempo una lucha para que el Estado no desvíe, manipule o gestione tales
derechos en función de los intereses de los empresarios capitalistas que lo
sustentan.
En
cualquier caso no debemos perder de vista que siempre el reconocimiento de un
derecho supone la abolición de un privilegio, lo que significa que se ha conseguido
mediante el conflicto y la lucha social. Del mismo modo en tanto que cualquier
derecho social adquirido supone:
“transferencias de recursos de los más pudientes a los más
desaventajados, sólo pueden pensarse a
partir de limitaciones al derecho de propiedad”. (Informe Observatori DESC )
Los
derechos han de concebirse como derechos contra el capital en sus múltiples formas.
Cualquier mínima limitación del poder del mercado y de la propiedad privada
como relación de poder dominante será bienvenida siempre que suponga una real y
efectiva transferencia de poder de gestión de los empresarios (actualmente
multinacionales) a manos de la sociedad en su conjunto, y de los trabajadores y
trabajadoras en particular. Los derechos laborales deben colocarse como
permanentemente enfrentados a los privilegios –que no derechos- patrimoniales
de quienes detentan el poder económico y político, sólo de este modo estaremos
cuestionando activamente el sistema capitalista existente.
Para
ello es necesario medir todo derecho ganado en términos de recursos y servicios
efectivamente implementados en pro de la satisfacción de necesidades socialmente
definidas y gestionadas. Todo derecho
debe ser concebido como un espacio de confrontación anticapitalista.
Sin
embargo, resulta al menos paradójico cómo en el momento de mayor ataque por
parte del Estado y del Capital a los exiguos derechos adquiridos en lo laboral y
en lo social, los sindicalistas caen el fácil juego del capitalismo de reducir
progresivamente el alcance de los derechos, tan es así que aceptan la
eliminación de la estabilidad laboral absoluta por la estabilidad relativa e
insulta la inteligencia al decirnos que es una reactualización del derecho y le
denominan “reconversión laboral”.
Al
hacerlo no están claro si su acción sindical está encaminada a defender
derechos o limitarlos, cuando la tarea es profundizar y ampliar el derecho
laboral. Ante la arremetida del proyecto Ley de Reforma Magisterial la única bandera
de lucha es la defensa y vigencia de la Ley del Profesorado. La propuesta del Estado
es maestros sin derechos y sumisos. La propuesta del magisterio es respeto de sus
derechos y libertad de enseñanza. La confrontación esta dada, de la
consecuencia y claridad de los contrincantes depende quien triunfe.
LA INJUSTICIA
GANA UN RATO, PERO LA JUSTICIA VERDADERA TRIUNFA AL FINAL
Ángel
Agustin Salazar Piscoya
DECANO
NACIONAL
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