PORQUE EL I CONGRESO PEDAGÓGICO NACIONAL
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Y 7 de Octubre – Colegio Alfonso Ugarte - Lima
Todos los peruanos coincidimos que la educación en el
Perú está en crisis, que tiene raíces estructurales, que está desfinanciada,
que no contribuye al desarrollo del país, que es anacrónica, que reproduce una
economía primario exportadora, etc. los altos funcionarios excluyéndose de sus
responsabilidades han buscado al chivo expiatorio para culparle de la crisis
educativa y se la han achacado al maestro y maestra, por lo tanto habría que
castigarle por los resultados educativos. Han dado leyes de corte antilaboral
que han desprotegido a los trabajadores en la educación y el Estado se niega en
destinar mayores recursos a la educación nacional, el modelo educativo digitado
desde el MINEDU, se cambia cogiendo calcos y copias extranjeras que no ayudan
en nada a mejorar la calidad educativa por el contrario vamos de fracaso en
fracaso. ¿Qué hacer?
Una posible respuesta es que la
educación sea una cuestión de Estado y que la sociedad fiscalice que se cumpla
con los compromisos internacionales y del Acuerdo Nacional. Pero nos volvemos a
cuestionar ¿con un Estado como el presente, podremos hacer eso?, los altos
funcionarios y gobernantes estarán dispuestos a mejorar la educación nacional o
sólo les es útil para sus promesas electorales, por parte del Estado no vemos
el cambio para mejorar, pues se evidencia todo lo contrario.
Entonces el Colegio de Profesores
del Perú, convocando al I Congreso Pedagógico no solo busca encontrar
respuestas a la crisis educativa, sino que nuestro propósito es construir el pensamiento pedagógico peruano alternativo,
ir a las aulas, al ande, al bosque y convocar las voluntades y a la toma de
conciencia de que la educación, como arma fundamental, para cambiar la sociedad
y, con ello, cambiar nosotros mismos. El I Congreso asume la responsabilidad de
aunarse a la tarea de toma de conciencia y a esa doble dimensión de la
educación: cambiar la sociedad porque cambiamos nosotros mismos como pueblo y
como sujetos históricos, y cambiar nosotros mismos para que cambia la sociedad.
El I Congreso, es esencialmente pedagógico creativo, no
queremos un “congreso” de los que nos han acostumbrado los mercaderes de la
educación, por lo general, a repetir de un modo mecánico lo que se hace en
otros lugares y a evitar, sistemáticamente, el ejercicio del propio pensamiento
y de la reflexión concreta de la propia realidad. El CPPe irrumpe contra esas
prácticas antiguas desde diversos puntos de vista. En primer lugar, asumimos
una reflexión crítica de la educación, nos diferenciamos de eventos supuestos
de “objetividad”, de “imparcialidad política”, de “cientificidad” y de
“neutralidad”, actitud que esconde en los hechos, la práctica de una política
justificadora de la desigualdad, del apego al poder existente y la repulsión a
una verdadera investigación y a la verdad.
En segundo lugar, queremos tratar los temas de educación
y de pedagogía desde un punto de vista global, porque sólo así es posible
visualizar, hacia dónde va la educación en su conjunto, esto es, hacia la
conformación de qué tipo de sociedad y por consiguiente, definir nuestro
compromiso y participación personal. Esta visión global constituye el
fundamento epistemológico de las políticas educativas nacionales e
internacionales, puesto que vincula la educación con los procesos económicos,
sociales, políticos e históricos más amplios, del actual tipo de sociedad en
que vivimos. La visión de la educación como una totalidad articulada descarta
verla, definitivamente, como una suma de tópicos cualesquiera que se suceden
sin orden ni concierto, pero que en realidad se mueven al compás de intereses
coyunturales o en favor del “pensamiento único”. Dicho en otras palabras, el I
Congreso Pedagógico se aparta de las concepciones posmodernas, es decir,
relativistas, aquellas que se presentan ahora con el atractivo de un nuevo
mensaje: el de las “nuevas caras o direcciones de la ciencia” que descartan, de
hecho, el tema del poder, la posibilidad de un proyecto histórico –educativo en
nuestro caso- y de construir todos, consciente y socialmente, el futuro.
En tercer lugar, entendemos a la educación como una tarea
cultural propia de los peruanos para los peruanos y, por lo tanto, para la
universalidad del ser humano. Necesitamos una pedagogía para el Perú, para
hacer de nuestro país una sociedad justa, donde se pueda vivir con autonomía y
dignidad. Para quienes nacimos y crecimos en una sociedad caracterizada por su
violencia y que, pese a ello o quizá debido precisamente a ello, hemos sido
capaces de vislumbrar otros mundos posibles y otros tipos de educación posible.
La tarea de construir una educación propia con nuestras propias categorías de
análisis y nuestras propias concepciones del mundo y del hombre, es una tarea
histórica pendiente y que queremos iniciar su construcción en este I Congreso
Pedagógico Nacional del CPPe.
Ángel
Agustin Salazar Piscoya
DECANO NACIONAL
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